¡Terror! Es la respuesta correcta en mi caso
La capacidad de escribirlo la tengo, no cabe duda; sin embargo, es el resultado el que me asusta. Creo que soy un poco culillosa o respetuosa de lo desconocido o ambas cosas. ¡Escéptica no soy, para nada! A mis tytantos años he visto y escuchado cada cosa que le pararían los pelos a cualquiera. Y, pueda que en el camino escriba cosillas leves desde la perspectiva romance, claro está. Después de todo, son relatos interesantes que deben llenar una que otra página, y por supuesto, no me lo debo quedar para mi sola.
En fin, hace unos años escribí una cantidad significativa de páginas que dejé en el tintero. Al adentrarme en el tema el peso del contenido me quitó el sueño, «literalmente», pues me sorprendió la capacidad que tiene la mente de un escritor para maquinar situaciones aterradoras y plasmarlas en un libro, y cuyas imágenes mentales pueden materializarse en la vida real por la mano de un desequilibrado. ¡Ja! ¡Terror y sadismo es una cosa de locos! Y lo digo sin ánimos de ofender a quienes lo escriben, dado que esa fue la combinación que utilicé. Sin embargo, empecé a pensar en aquello de abrir portales, perder la salud mental y el significado nocivo. ¡Me sentí escrupulosa! ¡Ojo! En cierta época, amé el género y disfrutaba de las pelis y libros de terror al punto de burlarme de “la parte inverosímil”, de sugestionarme con “lo posible”, hasta llegar a desvirtuar “el terror” que se mostraba en ellos, por lo cual nada llenaba mis expectativas. ¡Nada me aterraba!
Cuando quise crear mi novela de terror y empecé mis investigaciones, un artículo me llevó a otro y encontré información de la que no tenía ni idea. Tan fuerte que llegó a perturbarme. Entonces, me pregunté: ¿Realmente, quieres ser el referente de un psico o de un asesino en serie o estar en medio de un suceso paranormal? ¡Me sentí paranoica! Fueron muchas horas metiéndole mente a todo ese contenido lesivo. Entonces, pensé: «Hay situaciones que se dan o las llamas… ¡No sé, puede ser! (Ley de la atracción o la autosugestión al poder). Me llené de culillo y me dije: «¡Qué va, por ahí no es!». Mis respetos para quienes escriben terror, pero hoy en día prefiero la adrenalina de narrar romance invadido de drama y suspenso incluido, sí, pero más lite.
¿Qué género no te gusta leer? Y en el caso de que seas escritor: ¿qué género no te atreverías a escribir nunca y por qué? ¡Déjamelo saber en los comentarios!
El shock de la corrección
La vivencia de mi primera corrección fue extenuante. Aún lo recuerdo de forma agridulce, y digo esto porque hubo días increíbles, otros de frustración, peleas y llanto. ¡En serio, me peleé con mi editor muchas veces! Mi ser se pobló de un sentimiento de impotencia al saber que tenía un talento innato; sin embargo, mi escritura era un diamante en bruto que debía pulir, y no sabía cómo. Reconozco que me sentía molesta. La soberbia me embargó, hasta que comprendí que ningún libro es perfecto y que yo; sobre el arte de escribir, jamás lo sabría todo. Lo creado debía corregirse. «Las palabras tienen su significado, debemos usarlas de forma correcta.»
Después de aquella experiencia con mi primer libro (Mala Reputación); tomé cursos y compré todo tipo de libros con tal de reforzar mis conocimientos, pues había notado que; al poner en tela de duda la sapiencia de mi corrector, y aunque a él le molestara, yo aprendía. Fue tolerante y mi capacidad de aguante, realmente, estuvo a prueba. «En el reino de los egos la humildad es la que impera.» ¿Los correctores son orgullosos? ¡Sí! Desde luego saben lo que saben y eso hay que valorarlo. Los tabúes o mitos con respecto a lo malo que pueden hacer con tu obra pueden ponerte a la defensiva, pero es algo que hay que dejar de lado. Lo descubrí cuando leí mi obra después de la corrección y noté el cambio, el cual me dejó boquiabierta. Además, fui discípula, aprendí de ello y sentí confianza. La seguridad que sientes al compartir, vender u obsequiar tu libro corregido no tiene precio.
Es posible que el inicio, el conflicto o el final de tu novela no sea el esperado, y que de ello surjan críticas, pero nadie podrá señalarte de tener un estilo pobre o de cometer faltas ortográficas. Con la pericia adquirida te autoevaluarás y buscarás la perfección en tus escritos o lo más cercano a ello; lo cual es bueno para alguien que quiere dedicarse a escribir. Teniendo como ventaja la corrección de tu obra, la experiencia de tus lectores no se estropeará; ni tampoco tu reputación como autor.
Mala Reputación
Es una obra que no solo captura el éxtasis y la angustia del amor, sino que también explora las complejidades únicas que enfrentan las mujeres lesbianas en su búsqueda de aceptación y autenticidad.